Es australiana, pero está radicada en Londres. Le dicen "la princesa del pop" y ella admite que la reina es Madonna. Tiene más de veinte años de carrera, una cantidad increíble de hits y una larga vida vivida, lo que incluye un cáncer de mama que, dice, le sirvió para tomarse las cosas de otro modo. El sábado próximo cantará por primera vez en la Argentina, aunque ya estuvo en el país y aprendió a bailar tango.
Hubo un tiempo en el que Kylie Minogue era una chica de barrio. Tiempos en los que aseguraba que a pesar de haber llegado al tope del ranking británico con una versión de Locomotion, un hit de comienzos de los '60, la relación con sus amigas, con su familia, con el mundo, no iba a cambiar.
Sin embargo, cuando aún creía en eso que decía, la adolescente que había cautivado con su papel en la telenovela Neighbours (Vecinos) ya se había mudado de Melbourne a Londres. Y comenzaba un viaje musical que continúa, 20 años después, con más de 60 millones de discos vendidos, varios temas que ya son clásicos, unos cuantos romances, con escándalos incluidos, a cuesta, y un cáncer de mama archivado en su memoria. Y en su cuerpo.
Pocos días antes de llegar a Buenos Aires, donde el sábado cantará por primera vez, Minogue admite que algunas cosas ya no son iguales, "Los tiempos de mi trabajo no son los normales para la gente. Y además, todos cambiamos, crecemos". Aún así, la ex chica de barrio asegura que mantienen varias de sus amistades de la época de colegio. "Suelo ver a mis amigos cuando viajo a Australia, varias veces al año. Pero, además, existe una conexión espiritual, con ellos allí, apoyando lo que yo hago, y yo de este lado, dispuesta a dar una mano cuando lo necesitan".
Como cuando, en 2005, en medio de su Greatest Hits Tour, le diagnosticaron un cáncer de mama que la tuvo a mal traer durante algo más de un año. Atrás quedaban nueve álbumes, y su momento de mayor explosión como artista, que se había disparado con el lanzamiento de Fever, en 2001, ya había sido ratificado con la edición de Body Language, tres años más tarde. Y Australia volvía a ser su hogar hasta que, en junio de 2006, volvió a cantar en una discoteca londinense, poco antes de llenar dos veces el estadio Wembley.
¿Cómo fue volver a los escenarios después de tu enfermedad?
Fue muy emocionante. Es difícil describir la sensación de cantar sabiendo que toda esa gente estuvo esperando durante un año y medio por ese momento. Memorable.
Con sólo 1,52 metro de altura, Minogue se las arregló para convertir a su cuerpo en un argumento esencial de su éxito. Y asegura que haberse recuperado le permitió aceptarse tal como es. "Cualquier mujer que haya pasado por esta situación te diría que después de atravesarla tiene una visión muy distinta de su cuerpo. Y yo debo aceptar el mío, agradecer la salud que tengo y tratar de sentirme cómoda con él. De hecho, pensaba que jamás volvería a hacer una campaña publicitaria en bikini, dado que mi cuerpo había sido tan traumatizado, y me equivoqué".
¿Te sigue molestando que a veces piensen que mostrás tu cuerpo porque tu música no es tan buena?
No. Si no pudiera usar mi cuerpo, no podría usar mi cabeza. El combo viene completo. No podría haber triunfado sólo con un buen cuerpo.
¿Y haber triunfado, haber grabado canciones tan exitosas como "Can't You Get Out of My Head", es una presión a la hora de hacer algo nuevo?
Sí, claro. La barrera a saltar es cada vez más alta. De todos modos, sobre todo después de volver a trabajar, me siento más segura de lo que hago. me di cuenta de que no tengo dudas de que esto es lo que quiero hacer y de que estoy aquí para hacerlo. Y entendí que para lograr algo hay que probar, intentar, insistir. Que hay que tener confianza en lo que uno hace. Y en eso, ahora, mi vida personal y mi vida artística es una unidad. Son dos facetas. Pero soy la misma persona. Referente del mundo de la música pop de las últimas dos décadas, Kylie Minogue sobrevivió a varios nombres que venían por su trono, y comparte su lugar con algunas pocas elegidas.
Durante mucho tiempo se te señaló como la princesa del pop. ¿Creés que alguna vez llegarás a ser la reina?
Ojalá, pero, ¿quién sabe? Estoy feliz con el titulo que tengo. Por ahora, sigue reinando Madonna. Y hay varias chicas más en la corte, como Rihanna y Britney, que no dejan de asombrar y trabajan duro por estar allí.
¿Solés escuchar lo que hacen?
No mucho. Escucho lo que circula en la radio. Algunas canciones de Rihanna, que es increíble. pero no voy a sus álbumes a buscar lo que necesito para mi música. Prefiero mirar más a la paleta de colores que hay en ellos, como en lo que hacen las Ting Tings, los Kaiser Chiefs, o Ladyhawke, una banda neozelandesa que me encanta.
Para Minogue, 2008 fue el año de presentación de X, su primer CD en cuatro años. Y también fue tiempo de premios y reconocimientos. Por cuestiones musicales como por su imagen, su trabajo por del cuidado de los animales y su mal gusto para vestirse.
¿Les das mucha importancia a los premios, a esta altura de tu carrera?
Sí y no. es lindo recibir un reconocimiento, sobre todo si proviene del lugar al que pertenecés, porque te recuerda tu origen. A mí nadie me regaló nada y pagué mi precio por haber llegado adonde llegué. Si estos premios hubieran llegado antes, no sé cómo los hubiera recibido. Pero después de tantas experiencias vividas, me resulta agradable mirar hacia atrás, ver la vida que viví, y sentir que hay tanto por hacer.
Entre otras cosas, viajar a Buenos Aires, donde ya estuvo, hace un año y medio, y hasta tomó clases de tango. "Es una ciudad fascinante, con una historia extremadamente rica, a la que tengo muchas ganas de volver", dice.
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